Tu bebé acaba de llegar, y tu vida ha cambiado para siempre. Llevas meses, quizás años, soñando con este instante, y ya está aquí. Es maravilloso, inigualable, excitante… pero también es agotador y estresante.
Pero tranquila, no estás sola, tienes a todo un equipo médico preparado para que todo fluya a la perfección, y en pocos días tu y tu pequeño tesoro os podáis ir a casa a empezar vuestra nueva vida juntos.
NADA MÁS NACER
El primer paso tras el nacimiento es valorar las condiciones de salud del bebé, y para ello los profesionales sanitarios examinan la frecuencia cardíaca y las pulsaciones del cordón umbilical. También observan el color de la piel, el tono muscular y la respiración, y tras ello se asigna la correspondiente puntuación del test de Apgar, que indica el grado de bienestar del bebé.
Por otro lado, el personal médico controlará que expulses la placenta, cosa que ocurre sobre 15 o 30 minutos tras el nacimiento del bebé si el parto ha sido vaginal. La placenta será inspeccionada, para comprobar que está entera. Es probable que te administren oxitocina para favorecer la contracción del útero.
LAS DOS PRIMERAS HORAS
Ahora hay que proceder a pesar al recién nacido, cosa que se hace en la misma sala de partos. También es necesario administrarle una dosis de vitamina K intramuscular, con el fin de prevenir las hemorragias neonatales.
Para eliminar el riesgo de infección por bacterias patógenas que pueden estar presentes en las mucosas del canal del parto, se le aplicarán gotas antibióticas en los ojitos.
La matrona controlará la temperatura y la coloración del recién nacido, y si todo está evolucionando de forma normal, te ayudará a hacer contacto piel con piel y procurará ayudarte a empezar con la lactancia materna.
Tu estarás en observación durante un período prudencial, que puede alargarse hasta dos horas. Si todo está bien, te trasladarán a una habitación, en la que seguirás controlada.
LAS SIGUIENTES 48-72 HORAS
La duración media de la estancia en el hospital tras un parto vaginal sin incidencias es de 48-72 horas. Durante este tiempo, los hospitales practican el rooming in, o lo que es lo mismo, el bebé comparte habitación con su mamá, para facilitar la implementación de la lactancia materna y la creación del vínculo madre-hijo.
El pediatra os visitará todos los días que permanezcáis en el hospital, con el fin de comprobar que todo está marchando según lo previsto. Para ello, procederá a pesar a tu bebé, puesto que las primeras horas suelen perder entre un 5% y un 7% de su peso, y es importante controlar que la pérdida de peso fisiológica no supere el 10 %.
También tu recibirás la visita de tu ginecólogo a diario, con el fin de que te explore brevemente para controlar posibles pérdidas de sangre, así como la contracción del útero y la presión sanguínea. La matrona controlará que te haya subido la leche, y que el bebé se esté agarrando correctamente al pecho. En caso de que sientas dolor o molestias en el momento de amamantar, no dudes en pedir ayuda, puesto que los primeros días son cruciales para desarrollar una técnica correcta.
LLEGÓ EL MOMENTO DEL ALTA
El último dia de permanencia en el hospital, se te realizará una última exploración, que puede incluir el control del estado de la sutura si la ha habido, las posibles pérdidas de sangre, y el funcionamiento de la lactancia materna. Si todo está correcto, la siguiente exploración se hará al final del puerperio, alrededor de un mes después del parto.
Antes de salir, se le extraerá al bebé una pequeña muestra de sangre del talón. Esta muestra sirve para diagnosticar de forma precoz algunas enfermedades metabólicas, como el hipotiroidismo congénito, la fibrosis quística y la fenilcetonuria, entre otras, que deben ser tratadas a tiempo con el fin de evitar daños importantes.
Y ahora, sí. Ha llegado el momento de iros a casa a empezar una nueva y apasionante aventura, ¡enhorabuena mamá y papá!